martes, 1 de agosto de 2017

Querida matrona

Por fin estábamos en casa. Los tres.

Y entonces me di cuenta de que no podía esperar ni un momento para pedir ayuda.

Al primer lugar al que acudí fue al centro de salud. Mi matrona (supuestamente pro-lactancia materna) al escuchar lo que me había sucedido me dijo:
- "Tranquila. Aunque la lactancia materna sea lo mejor, si no se puede, no se puede. Y no tienes que sentirte mal por ello"

NO SE PUEDE.
¿De verdad no se podía? ¡Si sólo habían pasado cinco días! Y cuándo rompí a llorar se le ocurrió una posible solución. Debía extraerme leche. Muchas veces. Todas las que pudiese. "A lo mejor tardas un mes, o un mes y medio. Y a lo mejor nunca lo consigues".

Le di las gracias y salí de la consulta con un nudo en la garganta.

Sinceramente, esperaba algo más de la persona que debía ayudarme con cualquier problema que me surgiese durante la lactancia.

Pero no lo hizo. Y no lo hizo porque, desde el principio de mi historia, no le gustó lo que escuchaba.

- ¿Dónde has parido?
- En el Perpetuo Socorro.
- Ha sido cesárea, ¿no?
- Sí. Era un bebé de 4,125 quilos y estaba muy por encima de mi pelvis.
- ¿Y?
- Estaba ya en la semana 40 y no parecía que fuese a encajarse. Pero seguiría engordando si esperaban y sería aún más difícil un parto vaginal.
- Hay bebés mucho más grandes que nacen por vía vaginal.
- Pues no se...

En ese momento no me di cuenta, pero días después supe que me juzgó. Me había juzgado semanas atrás cuando supo que iría a dar a luz a un hospital privado, y lo volvió a hacer cuando verificó que mi hija​ había nacido por cesárea.

Muy mal, señora matrona. Muy mal.
A su consulta acudió una mamá decidida a luchar por (re)establecer la lactancia materna y usted no le dio ningún tipo de aliento. Insinuó que todo aquello había sido a causa de la (según usted injustificada) cesárea y me hizo sentir aún más culpable. Ni si quiera se paró a valorar las posibles causas por las que, cinco días después del parto, no me había subido la leche para poder buscar una solución.

De verdad, ¿no lo vio? ¿No vio en aquellos ojos el deseo de luchar con todas mis fuerzas por conseguirlo? ¿No se le ocurrió nada mejor que juzgarme?

Le diré, señora matrona, que lo conseguimos. Y también le diré que no fue gracias a usted.

3 comentarios:

  1. Y a las que decidimos no dar lactancia materna también somos juzgadas, en esta vida da igual la decisión que tomes, siempre te van a juzgar. Lo mejor es que cada uno tomé la decisión que quiera y que piensen lo que quieran. Pero que se supone que vas a una profesional y pase de todo.... 😡

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    1. Exacto. Yo fui a pedir ayuda con respecto a un tema concreto y en lugar de centrarse en las causas del problema e intentar proponer soluciones se dedicó a otras cosas. Nunca volví a su consulta.

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